Ser mamá no es ser perfecta, ser mamá es aprender cada día cosas nuevas, es equivocarse y volver a comenzar, es intentar sin importar cuantas veces sea, es llorar de felicidad y tristeza, es correr y bailar en cualquier lugar, es ser la mejor arquera del mundo cuando jugamos fútbol. Ser mamá es algo maravilloso y diferente para cada una, donde nadie más entenderá lo que sentimos y decidimos.
Quizás algunas personas sentirán empatía, trataran de ponerse en nuestros zapatos, pero otras solo comentaran y nos dirán “pero si hubieras hecho…” o “¿Por qué no se te ocurrió…?” o “deberías hacer…”. Habrá infinidad de opiniones pero lo importante es como tú las tomes.
En mi vida he tenido la oportunidad de leer bastantes textos de inteligencia emocional en búsqueda de encontrar respuestas a muchas inquietudes de mí día a día, con el objetivo de ser una mujer prácticamente perfecta, es decir pensando ser la mejor hija, mamá, compañera de trabajo, esposa, hermana, amiga, en fin.
Pero lo que sucedió en ese camino fue encontrar muchas “barreras”, frustraciones, lágrimas, a veces tristeza y lo más incómodo sentir ansiedad. Con esto, no se imaginen una vida triste, sino una vida como cualquier otra persona donde hay cosas bonitas y otras no tanto.
En ocasiones en conversaciones con otras mamitas me hacían la pregunta ¿Por qué a mí? y yo lo que hacía era escuchar, porque no tenía respuesta a lo que me decían. Pero cuando escuchaba y leía más de cómo entender lo que nos sucede, simplemente entendí que en la vida no eres la única que está pasando por algo donde no sabes que hacer o donde quisieras salir corriendo, hay muchas más personas como tú que están en un proceso similar.
Y es por eso que como madres en esos momentos donde recibimos 3000 opiniones de cómo criar a nuestros hijos o de cómo recuperar nuestra figura nuevamente, no debemos enfadarnos, ni desestabilizarnos, lo que debemos buscar es tomar estos comentarios de una manera más relajada. Es por esto que quiero que conozcas 3 leyes espirituales que definitivamente cambiaron mi forma de ver el mundo.
La primera es la ley de la atracción, la cual está enfocada en como nosotros atraernos con nuestros pensamientos las experiencias de lo que deseamos vivir. No sabemos en qué momento ocurrirá y esto no querrá decir que solo con pensar y quedarte sentada en una silla llegaran las cosas, pero cuando uno piensa positivamente y va buscando el camino, atraerá esas respuestas para su vida.
La segunda ley es la de la creación, esta es el punto intermedio entre lo que tus pensamientos desean y lo que estás creando con tu pensamiento. Por ejemplo, deseas que tu relación con tu pareja vuelva a tener algunas de las características que tenía antes de que fueran padres y entonces ¿Qué tendrías que crear para que eso pasará? No va a mejorar quejándote o haciendo mala cara, pero si mejorará si te inventas espacios donde puedan ser padres y novios, como hacer una velada romántica con velas, un buen vino en tu habitación mientras tu bebé duerme.
Y por último la tercera es la ley de permitir, acá lo que buscamos es liberarnos de todos esos pensamientos negativos, de evitar contagiarse de emociones que hagan que nuestros miedos se materialicen o que las críticas nos afecten, lo que debemos enfocarnos es en escuchar al mundo sin volvernos su abogado, sin juzgar, donde saquemos lo positivo de cada momento e ignoremos las energías negativas.
Estas leyes sin importar tus creencias ayudarán a lograr un equilibrio emocional, ser mujer y aún más ser madre, es un desafío hermoso y solo tú lo puedes moldear para hacer de esta historia un camino más sencillo y lleno de felicidad. Empieza a aplicar poco a poco estas ideas y te darás cuenta que habían más soluciones de las que te imaginabas.
Para finalizar te dejo solo una tarea. Por 15 días no veas o leas noticias tristes, llénate de noticias positivas y lleva contigo una bolsa de galletas, frutas o lo que quieras y cuando veas a alguien que lo necesite, regala ese detalle y una sonrisa. Busca el camino de una vida positiva para llegar a entender tu mente y tener un equilibrio emocional.
